Entre tu imprudencia y la mía desataríamos el más turbador caos. Llevaríamos un instante al vacío y desapareceríamos después.
Dímelo todo, dímelo siempre. No te abstengas, no te resistas, el momento es muy breve para ser prudentes, y lo que es, debe ser dicho una y otra vez.
Escríbeme y no te vayas a dormir sin haberme leído, que lo más explícito del encuentro sea el océano de tus ojos y el silencio de tu sonrisa fingida.
La vida es tan fugaz como para dejar morir mi creatividad en los brazos equivocados, la cuestión es si los tuyos son los correctos.