Perseguí por tanto tiempo, respuestas en un vacío malintencionado y cuando parecía haber acertado, en medio del disturbio, la dejé escapar.
Tuve que perderme en la ansiedad de sus ojos verdes, para encontrarme en la profundidad de los míos. Entre mis pensamientos aislados y sinceros, me di cuenta que, después de tanto, juntas en esta batalla, yo deseaba participar.
Apología de sufrimiento en exceso, te normalizamos durante cientos de años, tuvimos que llegar al momento, de encarar al discurso que nos oprimió hasta en el sexo.
¿A dónde se esfuman las ganas que debería sentir? ¿Dónde ha quedado el anhelo por vernos airosas y sin miedo? creo muchas veces que mi camino no es el suyo, me cansé de buscar una explicación.
Las palabras que no he podido pronunciar, han descansado en su boca. Le debo las luchas que no he podido enfrentar, ha sido un camino violento, mi fervor no se supo manifestar.
Las ideas que no he logrado discernir, me las dieron sus acciones, he buscado incesantemente un motivo para seguirle, y aunque sé que sobran más de las que en realidad debería, el reposo de mis letras me han logrado superar.
¿Dónde están mis ganas? ¿Dónde está Julieta? Necesito encontrarla, quiero pelear con ella.