Que tengas buen día

Quiero despertarme y verte una vez más, quiero mirarte a los ojos y adentrarme en tus emociones, no en tus pensamientos porque sé que serán confusos, pero sí en tu mirada fija que consiente el momento. Me da tranquilidad saber que la indiferencia no se adueñó de ti.

¿Puedo besarte? No es necesario preguntarlo, para entonces ya lo habremos hecho. Aún recuerdo cómo hacerlo, aún advierto cómo la frescura se torna cálida y húmeda, así los sueños, tus labios, el momento y todo lo nuestro.

Al hacernos uno, soy otra, pero sigo siendo yo, ya sabes lo sensible que soy, entiendes también que no puedo evitar el llanto, lo bueno es que tú también lloras, en el alma y en el cuerpo, puedo sentir cómo lo haces.

Tiemblas y yo tiemblo contigo, se estremece tu existencia y yo vacilo con ella, en complicidad te quiero y en respuesta tú me quieres más.

Pareciera no haber pasado el tiempo, quizá nos sentimos la noche previa a nuestro encuentro, en un pensamiento, en un deseo o quizá en el olvido que nos venía invadiendo.

Esta decisión te perturba, pero no te detienes, sabías que tarde o temprano la tempestad te alcanzaría y te llevaría, tal y como una vez traicionaste mis ilusiones, pero ahora el derrotado eres tú.

En esta ocasión tus actos te castigan, te traicionan. Te intranquiliza pensar en las consecuencias, y yo… yo solo pienso en los minutos que habré perdido al finalizar.

Entre tu fuerza y mi osadía, no me dejes caer. Pronto habré terminado contigo, comprenderás que en segundos sentimos lo que en años no quisimos, que en segundos ardimos lo que en años más nos habremos consumido.

Me quiero y te detesto por esto, yo me lo debía, pero sé que tú lo querías más. Que tengas un buen día.