Desde las australes tierras americanas, hasta donde los océanos demarcan nuevas divisiones, se albergan toda clase de sentidos, se enclaustran los anales de tantas generaciones.
Desde Mosselbaai hasta suelos tunecinos, clamo de vejaciones entre iguales por un oscuro tan radiante, cultura y ritmo que no son menos, que no son más, sino un vestigio humano insuperable.
Desde la tierra de la gran nube blanca hasta la imponente federación de antiguos zares, miles de culturas y decenas de países, albergados en un todo siendo éstos aislados, por la intrepidez histórica que ha marcado el ser humano.
El mandarín de la popular, la dualidad de la India, el silencio de Hiroshima en una isla de luces. La incertidumbre de Turquía, la lejanía de Kuwait. El bullicio de unas y el vacío de otras, tan únicas, tan diferentes y siguen tan ajenas al sufrimiento que en consonancia adolecen.
El duelo de una nación bolivariana, el privilegio de tierras ticas sin milicia, la confrontación por agua entre la paz y el vino. Tan desplazadas unas, tan obstinadas otras. Territorios conquistadores y suelos conquistados. Tan avasallados unos, tan impotentes otros, y siguen padeciendo la misma tempestad.
Un corredor tan víctima como victimario, un discurso incongruente y un par de acuerdos hojeados en la historia de las naciones.
Entre todas ellas, millones, entre esos millones, todas ellas. Lejanas o próximas travesías, listado de andanzas en las que figuran tropelías y placeres. Ganas de conocer el orbe o necesidad de enfrentar sus anomalías.
Por todo tiempo, por todo espacio, por todas ellas y todos nosotros, Reisende.