A veces miras distinto, como embelesado, como perdido. Usualmente la velocidad de tus días y tus tardes, adentran tu atención al vicio cotidiano del trabajo, de las letras y del vino.
El vacío característico que deja una noche sin cafeína, sin besos ni sofocos, hacen de tu vida miseria y de tu miseria, una carcajada.
Dentro de la mística realidad de tu palabra, detrás de cristales que pausan la intensidad de tu mirada, o ya no sé si de la mía, existió la fuerza con la que deseaba dormir, misma que, entre mensajes vacíos y conclusiones sin fundamento, acabaron con mis ganas de besarte el alma.
Cesantes vacilaciones, incesantes las jornadas, contradicciones en paradoja dentro del pésimo oficio de quererte.
La vida se me volvió nada, me sumergí en la mentira de mis pensamientos y en la veracidad de mis sospechas. Opté por esperarte tranquila, pero fuiste tú quien precipitó el desenlace del último momento.
Si terminan tus líneas, volveré a leerte, y este juego de palabras y vacilaciones, se volverán la rutina cíclica más placentera de los años que le restan a la vida.
Ah mira vaya
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La historia se repite. La primera es tragedia. La segunda es Farsa.
Ma(r)x
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