Si te vas cien veces, cien veces te diré adiós.
Divisaré tu partida y al disiparse tu silueta,
tomaré papel y pluma y cien veces escribiré tu nombre.
Si los motivos de tu ausencia fueron mis desatinos,
sumergiré los recuerdos de pasión y regocijo,
en las letras etílicas que me recuerdan a ti.
Al estilo Bukowski acudiré al alcohol,
pero en manías de la mancha, me limitaré a redactar,
en tu ausencia, en mis estragos, imaginándote perdido.
Si fue porque mi cobardía te lo imploró, ¡vete lejos!,
nadie merece la sublimación de su presencia infinita,
cuando lo único que se tienen son letras etílicas para amar.