No solo se trata de verle, de emocionarme al sentir su tierno y cálido labio sobre el mío. Del coincidir de nuestras miradas al saludarnos y despedirnos.
Es saberle bien, tranquilo o en revolución, en la energía o en el cansancio.
Se trata de amarle sabiéndolo él y no mío. Sabiéndolo suyo pero siempre conmigo.
Si pues
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Hola Judith, me gusta mucho!
Ánimo
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