La poesía es, por cuanta belleza el mundo alberga, la expresión más sublime de nuestra fragilidad.
La poesía se debe, a quien la redacta y vive, sin embargo persiste por quien la comparte y no la inhibe.
Diversa, incoherente, rebelde o abnegada, toda ella puede lo que el poder ignora. Toda ella alberga, lo que tanto se añora.
La poesía te da, lo que nunca pediste. Hay vacíos inocuos e imperceptibles a la razón. Pero al compartir te llega y al llegar te atrapa, la inconmensurable magia de su redacción.
Con letras se edifica, con poesía se construye hogar. Ella comparte poesía, para no morir en el andar.
Con cariño para María José Castaño.