Hoy le escribí a Mamá

Y por eso, Gabriela, fuiste hija de su amor, de los momentos interminables, de los abrazos que aún no se disipan; del recuerdo que nunca se ha de borrar.

Las cartas que escribiste, esperando las letras pudieran detener su partida, los dibujos que colorearon los instantes de su ufanidad, los detalles y los abrazos, las rimas y las alegrías, son todo un legado que se alberga en la eternidad.

Quisiera platicarle de este mundo avasallador, que lastima, que pesa, que pareciera no avanzar; pero sé que mi obstinada razón, esa que yo aborrezco y que ella siempre amó, harán de esta falta de sí, una historia más…

Aunque no la vea, aunque no le sienta de la forma tangible que el desvelo demanda, sé que está y sé que es, porque en el mundo solamente existe aquello que se piensa y ama con todo el corazón.

Hoy, como cada año, le escribí a mamá. Hoy, como siempre, mamá estuvo aquí.

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