Entre la prudencia, el encanto y la elegancia, se esconde un piano que ejecuta la melodía de un martes de lluvia y júbilo.
La educación, el estilo y la rima, encuentran la magia de su conjugación, en el personaje en el que se depositan las proezas de una Colombia nidia y azul.
Una tarde de vino, una vida de diplomacia y una noche de Gardel, le cuentan a los días, la vida de don Víctor Segura. Nadie está listo para sus pasos, porque avanza en el sigilo de la gardenias.
Al ritmo de una noche latina, de una sonrisa jacarandosa y de un traje enmelado en los colores más tenues del ocaso; hace su entrada triunfal en un aparatoso encuentro, por un lado el recuerdo y el legado, por otro la creatividad y la magia.
Cuéntenos de sus viajes y sus letras, de fotografías y atardeceres, para siempre tener presente su gallardía, para no dejar morir su caligrafía.
Cuéntenos, querido Víctor, sobre sus planes, aunque el verdadero plan sea solamente la ligereza de la improvisación.
Feliz cumpleaños, querido Víctor Hugo. Con cariño para usted.