Nos enseñan que la esperanza muere al final, y yo me pregunto ¿Qué sigue después de la esperanza?, cuando ésta fenece, cuando ya no existe ínfima posibilidad de resurrección.
No era mi confidente, ni siquiera conocía mis manías, pero sabía cuánto le adoraba y aunque ella es toda preciosa, una vez me hablaste de sus ojos, nunca imaginé que terminarías perdido en ellos.
Qué insoportable es la verdad cuando la causa era inimaginable. Nos enseñan que lo sagrado es tan perpetuo como la lealtad por lo intangible. Quizá eligiendo lo que deseo sentir, termine al fin, enterrando este tormento.
Siento que me quiebro en pedazos que no puedo unir, pero al final de la historia, sé que la fractura terminará honrando todo lo aprendido.
Intentando venerar, lo que una vez fue nuestro, lo que en un pasado construimos y tanto amé. Tranquilo Torero, yo guardaré este secreto.
Un secreto que simboliza el fin de una etapa, de una ilusión de cualquier esperanza.
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Un secreto que, más que secreto, es liberación.
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