Cuando el cansancio abrace tus días y el abrumo invada tu cuerpo, recuerda que no existe mayor reposo que sumergirse entre letras.
Porque el esfuerzo es vasto y la saciedad imperceptible, cuando se pedalea por los sueños de un mundo más apacible.
Abre la puerta y reposa, en el menjurje de la composición, cierra las ganas que en prosa, surgen de la vacilación.
El parnaso de quien redacta, piensa y vive entre líneas, te sugiere, te receta «leer, crear y comer sopa de letras»… pa’ que te sientas mejor.
