Abrazo tu historia, la mía y la que vivimos juntos.
Respeto esas visiones, lo que llevamos dentro.
Y aún diferentes y aún fuertes las razones, te quiero llevar por siempre, a un lado de mi corazón.
Abrázate de mí, cuando los muros tiemblen.
Tómame de la cintura, cuando el corazón dude.
Recuéstate en mi pecho, cuando quieras llorar.
Cierra tus ojos, y repite tres veces “a Roma solo llego cuando beso tu seno”, que Roma se sostiene, aún estando lejos.
Porque siempre que exista, esta materia inerte, a Roma se llegará, cuando beses mi seno.