Tú, que eres noche y también tormenta; misterio, enigma y un montón de preguntas.
Aire de montaña que en libertad se encuentra, se funde y se revela. Aquel que llora frente a la majestuosidad de los cielos. El que hace de la urbe un lugar para rodar…
Yo, que nada soy de ti. Asombro, distancia y un par de encuentros.
Composiciones que se comparten, se viven y después se olvidan. Letras que intentan, en la melancolía sincera, renacer y apagar, el ocaso de todos tus viajes.
Tú, que eres tan del viento y el mar…
Yo, que soy tan de la tierra y el fuego.
Tú, que eres un ir y venir. Yo, que soy poeta y también volcán.
