Hoy Marcela escribió, y se sintió un frío en el pecho,
cobijo del destino, realidad de la distancia.
Hoy Marcela escribió, y cerré mis ojos.
Volví a caminar en el tiempo,
lo vi a él, y estaba también Marcela,
éramos nuevamente los tres, en nuestra última cita.
Reíamos y un silencio invadió la escena…
Se apagó el instante donde la vida fue vida,
donde el suspiro nos recordó, nuestra efímera existencia.
–
Hoy Marcela escribió, y no supe qué contestarle.
Quise gritar la impotencia, pero mejor escribí el recuerdo.
Gélidas emociones y cálidas esperanzas…
Hoy Marcela escribió
recordé un Coyoacán sin ti.
