Fuimos una canción invocada por las casualidades, siendo todo lo que estuvo bien mientras se entonaba.
Yo quería un abrazo y encontré una respuesta que me cambió el rumbo. Ahora puedo vivir un momento y el momento no se convierte en vida, ni razón ni amarra. Solo en un instante en el que somos decisión y nuestros cuerpos el arma de combate.
Ahora puedo encontrarte en una pregunta e irme para siempre, podemos hacer el amor y desaparecer por instantes. Puedo recordarte al caminar, y no volver a llamarte. Puedes ignorar que me piensas o sonreír cuando nos deseas.
Jugar a tener una vida diferente, que no es mía, que no soy yo, que nunca fue un nosotros, solo un quizá, qué pasó a ser nada porque nada decidimos ser.
Los puntos suspensivos que detestas son los que me dieron la respuesta, al enigma de tocarte y ser lo que nunca había sido, de intentar quererte y dejarlo en el imaginario, mientras en realidad quería quererte.
A entregarme de a poquito, a algo que me recibió por completo. A soltarte enterito, porque nunca me dejaste sostener.
Fuimos una canción invocada por las casualidades, siendo todo lo que estuvo bien mientras lo soñamos.
Fuimos un microsegundo… de lo que siempre quise ser.
