Si en noches como esta, en donde a pesar de la esclavitud de tu libre mañana, no logras descansar. Pídele a la fe que obtura tu razón, que sean sus ojos de café profundo, los que salven tu día aún si tiembla tu voluntad.
Que sea la ilusión que encuentras en tu fatiga lo que te dé fuerza para poderle mirar, en sueños, de frente, sin vacilar.