Mientras encuentras una sola razón para no ser fuente de inspiración, yo convierto esa única justificación en el origen y el fin de vivirte sólo en palabras.
Detrás del personaje que enmascara tu existencia, encontré la sonrisa que se aferra a mi memoria, y entendí que si no te dictan minutos ni letras, es porque no han visto detenidamente tu mirada.
Rumbos aparentemente peligrosos que se convierten en tu hogar, canciones que descifran una realidad confusa y un inusitado primer encuentro, en el que buscabas la explicación de este enigma, y yo… yo sólo quería verte.
Por lo grave de tu voz, tu realidad y la mía, no encuentro más que elegir entre el letal recuerdo de lo que una vez fui y el presente invasivo que ahora tengo. Todo eso para seguir siendo tu infante, necia y más que nunca… rota idea.